Arquitectos: Nicolás Vásquez Ubicación: Barrio de San Juan Mixcoac, Ciudad de México Año Proyecto: 2012 Fotografías: Onnis Luque
Área Proyecto: 619.0 m2 Colaboradores: Rodrigo de la Garza, Ernesto Lomelí, Rosalía Yuste Ingenierías: Enrique Ávalos, BSW Ingenieros Construcción: N.V. Helmut Balle, Rosalía Yuste Cliente: Alejandro Zenzes, Rodrigo de la Garza Costo: $ 460,000 USD
El contexto donde se ubica este edificio de tres viviendas, es una zona en la cual el suelo mismo es materia prima para fabricar ladrillos; existía al inicio de la calle en donde se ubica el proyecto una mina de arcilla. Todavía encontramos algunos rastros de esta actividad industrial, como lo atestigua la hondonada del parque hundido. Entendí pues, que la tierra misma de donde se levanta el edificio, es, ladrillo en potencia. Por ello, el material que define el carácter del edificio es este material.
El proyecto es un ejercicio de ensamblaje en el cual se exhiben sus “piezas” en un juego de articulaciones y soluciones arquitectónicas, múltiples pero lógicas, abriendo así una reflexión frente a la esencialidad y naturalidad de los instrumentos que componen la arquitectura, sus procesos constructivos y por cómo ella transita a través de éstos, hasta convertirse en un cuerpo concreto.
El edificio contiene tres maisonettes en un terreno de 9 metros de frente por 18 metros de fondo aproximadamente, con un Capulín (árbol silvestre que da pequeños frutos) como única pre-existencia, ubicado justo a la mitad del frente del predio. El esquema de estas tres pequeñas maisonettes (dos de ellas en dos niveles) hacen referencia a las búsquedas espaciales planteadas por Le Corbusier.
El proyecto es, así mismo, una experimentación tectónica, en la cual se pone en evidencia lo que soporta y lo que es soportado, lo que es privado y lo que es público, lo que es servido y lo que “sirve” a aquellos, desde la lógica de Kahn. La fachada principal, es también la “sección” del proyecto.
A través del uso del ladrillo y su relación –clara y directa- con la estructura de acero, se hace una referencia vigorosa al sitio y a algunas construcciones de la zona que son, a mi parecer, notables. La relación contrastante entre estos dos materiales antagónicos se establece con la ayuda de un sistema de bóvedas de concreto armado (colado in-situ y con vigas pretensadas de concreto), modulado a partir de la división del frente del predio en nueve partes iguales (de 91.5 centímetros) y tres crujías de cinco metros de profundidad aproximadamente.
El cristal de las ventanas, en piezas grandes, tensiona la relación figurativa-abstracta entre éste y el ladrillo, confiriéndole al edificio un carácter contrastante pero equilibrado.
La relación hacia la calle, se logra con un pórtico/loggia que se genera para resolver el acceso de autos al estacionamiento ubicado en un semi-sótano. Este pórtico está definido por una marquesina/jardinera que articula y separa las habitaciones del primer departamento del acceso principal y hacia la calle, dándole privacidad a este, pues se encuentra a sólo 1.80 metros sobre el nivel de banqueta.